Otra vez el huracán conoce su conciencia
como le pasó a Juan el super "qué dirán"
la culpa destilada
en cubas de roble
Si después de discutir con tu novia tu computador estuviera siempre encendido, los efectos serían inconmensurables. Porque lo importante no es que ella se haya vuelto tan prosaica, ni que tampoco se interese en lo que te interesa. Mucho menos que piense sólo en ella como piensan los caracoles. No, eso da lo mismo. Lo importante es que la llamas de nuevo con voz rápida (una voz que es tan honesta que ni siquiera te permite entenderla) y ella sigue mirando su anillo, tomando su vaso de agua, tocando el cable del teléfono. A quién le importa, quien se ocupa de eso a estas horas.
y las palabritas que ahora
resultan demasiado nobles,
y el dedo que lo acusa, todo es al pedo,
cómo preparar una confesión
si sólo fue
animalización
Me cuelgo, como Bryce Echeñique, de la anécdota que una vez que me contó mi hermana en su segundo semestre de periodismo. Mientras todos miraban un reportaje x, el profesor se detiene en su explicación y les dice: "se dan cuenta que mientras nosotros discutimos acerca de los puntos y las comas, hay gente que decide la forma de los puentes que luego usaremos". Algo así. Creo que el final era mucho más simplón. El problema, en este caso, es que ni siquiera el profesor periodista se toma en serio su profesión. O sea, sí lo hace, pero no se ha dado cuenta que los puntos y las comas si construyen y derriban puentes.
Somos resultado
de la suma
de sangre y espuma
de las ganas contenidas de garchar
de nuestros anteriores
¿Qué honores esperan los animales
al hacerse cargo
del asco
de la sociedad?
de lo más prohibido
Hace tres años escribí algo así. Era una carta. Lo que llamamos en Maipú como una "carta de amor". Pero en vez de Calamaro, estaba Rimbaud. En esa época, mis 18 años me presagiaban un futuro brillante. Pero han pasado tantas cosas, no sólo sobre mi, sino sobre todos. Y el brillo, si es que había, se acabó. Se perdió justamente practicando lo que soñaba en las tardes mientras iba en la micro de vuelta. Pero ya no importa, porque en estos casos, cuando ya a nadie le importa lo que pase, eres capaz de escribir, no con el mismo talento, pero sí con la misma honestidad, que cuando eras pendejo.
Nadie los va a aplaudir
ojalá los ensucie el olvido
Se dan cuenta
pero prefieren reír
que llorar
sacar pecho de vampiro
o pegarse un tiro
o no
o no...
Cuando comencé a armar mi biblioteca, juré que no compraría libros con hoja roneo. Que mantendría el orden que había creado, basado en esa corta frase de Tolstoi. Juré sobre El guardían entre el centeno que haría las cosas como quería hacerlas. Juré ante mi padre en el baño que perdería todo lo que pudiera ganar. Juré que no le regalaría a alguien lo que no quiere, ni que perdonaría cuando nadie ha ofrecido disculpas. Todo eso, escrito y memorizado en la cabeza de niño que cinco años antes quería más a garfield que a sus padres.
Debe ser el corte
ese nuevo corte
careta
debe ser la anfeta
una conveniente conclusión
para una canción
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