a quién se parece?

la c tenía muchos nombres pero se quedó con uno. uno que no le favorece, pero que repite en las noches con una sonrisa incendiada por las luces de su edificio. había preferido mantener los secretos que guardaba en una almohada que todavía usa. se fue del país. volvió. le dijo a todo el mundo que los cuentos que terminan ganando por puntos eran los mejores (porque claro, son los mejores) y el mundo le creyó. se inscribió en concursos y viajó a la periferia. la c canta una canción de ac cuando se queda dormida en las tardes. y cuando despiertas piensa que la culpa es un invento muy poco generoso. le creo cuando lo dice. la c toca los hombros de la gente con el temor de venir de lejos, con el temor de tener un papel pegado en la espalda. ella abre los ojos de quienes escriben con aves en sus cuellos. y recita poemas que sólo ella aprendió en la media. la c se quedó con su nombre aunque su nombre no empiece con c. ha abierto el refrigerador y sólo ha encontrado hojas verdes y limones. y se acuerda que lejos está su madre perdiendo el tiempo y su padre ganando espacio entre tanta competencia, tanta selva de cemento. o sea. la jungla de asfalto. la c nunca entendió por qué la gente no se sentaba a su lado en las micros. nunca entendió que saltarse la regla de evitar mirar a la gente mientras conduce en santiago es un error imperdonable. no sabes cómo lo pagas. la c me contó que estaba sola con un disco que sonaba a veces y que repetía una idea ya conocida: "todo el mundo lo sabe". pero sonaba tan bien. la c tomó sus libros y los ordenó biográficamente, siguiendo una escena poco decorosa inspirada en nh. la c estuvo en hoteles que prefiere olvidar. no por lo creen. si no por lo que se les olvida creer. no importa c, nadie leerá esto en mucho tiempo y lo que tienes lo perderás y los encontrarás. lo sabes. suena tan bien decir que todo el mundo lo sabe. que hay sucesiones de eventos en esta pequeña ciudad que te impresionan como a nadie. la c habría querido decir todo esto entre tanta abulia pero ha preferido esperar que llegue alguien. y que le diga algo. algo útil. podría haberle regalado tantas cosas pero todo ya había sido regalado. entonces cuando vuelvas a casa podrás mirar cómo pasan los trenes. cómo se despiden las micros que usaste en tu infancia. cómo se revenden los autos donde tus novios te comparaban con audrey hepburn. eso era mentira. la peor mentira. ellos jugaban a espaldas tuyas y adivinaban a quien te pareces. yo, en verdad, si claro, hubiese estado en ese momento, habría votado por audrey. en serio.

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