lo que diría


si mark rothko estuviera aquí, en una cama como esta, le diría que hablara a los ojos, que gastara las horas que ha debido guardar, los años en que ha dormido en el suelo, esperando las oportunidades que sólo hoy han llegado. Le diría que se ve cansado, que ya ha perdido mucho, que sus trucos no impactan a nadie, que no da pasos hacia adelante, que la gente asiente cuando ve sus cuadros, que sus libros Penguin Classics ya se están volviendo viejos, tan viejos que resulta sorprendente que no se hayan usado para encender una hoguera. Le diría, sobre todas las cosas que le quisiera decir en estos momentos, que cambiara esos lentes y que adelgazara, porque mientras bajas de pesos aumentas tu felicidad, la felicidad personal y la de todo el mundo, la de todos los que rodean los grandes rectángulos que hoy lo hacen tan infeliz. Pobre Rothko, pobre su pais y pobre esta ciudad que no lo conoce, o lo conoce tan bien que ya no parece sorprendente. No, ya se está repartiendo todo y tú quedaste con menos, menos de lo que esperabas. Pobre hombre que no sabe a quién acudir. Semanas sin comer y tú te jactas de eso, miras a sus ojos como diciendo "qué pena, buen hombre". Pena de estar sentado y no empezar a correr. De estar parado y no empezar a bajar.

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