cinco como fresán

Uno. existen fijaciones extrañas. sin embargo, lo peor es creer que tus obsesiones son las peores, las más detestables, las más miserables. con el porno pasa eso y pasan miles de cosas más. La juventud -nuestra juventud, mi juventud- crece con ella junto con los golpes de los compañeros más grandes y las negativas rotundas de las compañeras más lindas. Pero cuando encuentras la fealdad, la de las uñas bien pintadas, la de un set pésimamente iluminado, crea tu propia ficción.

Dos. Años antes pensé que era más importante recordar la naturaleza que vivir en ella. Antes de irme le recordé todos los años vividos y le mostré una bolsa de basura. Un avión pasó acallando el ruido de las balas y el gemido de una mujer arrepentida.

Tres
. Terminé viendo Manhattan por cuarta vez en mi vida y justo cuando Mariel Hemingway le decía a Isaac que debía confiar un poco más en la gente, se cortó la luz. Era extraño, era profusamente raro haber tomado la guitarra y con un aire patéticamente hippie comenzar a-escribir-una-canción-al-viento. Es lo que todos llamarían un momento Kodak, pero el problema estaba en que no podía hacer algo sin sentirme como un tercero mirando esa imagen.

Cuatro. los cuadros de paul klee asustan a la gente. pero los de mi nuevo amigo rothko no. el sol espanta a los turistas y houellebecq los acerca. desde este momento escribo sabiendo que gente que no conozco del todo bien tiene la posibilidad de leer lo que escribo. eso, al final de cuentas, acerca o aleja dependiendo de quién sea el que lea.

Cinco. soñé que dentro de la escuela de carabineros había una mujer que escribía todo con minúsculas. chán.

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