Mientras mi hermana termina con la infausta historia de Colosio (historia que no conozco, aparte de las quejas de mi hermana y la explicitación de su muerte en internet), yo apenas puedo tomar el libro de Villoro que Carla sacó del Bibliometro, que ganó el honesto y aséptico premio Herralde de Novela hace algunos años, y que tiene más de quinienta hojas. Entonces todo se tiñe de PRI, PAN o PRD "o de cualquier cosa que me de poder", y descubro que escribiendo colosio muerte en google aparece su cara ensangrentada, mostrada de perfil por un muy mal pagado fotógrafo que seguramente debe ser del PRI.
Juan Villoro, por la otra banda, no dice nada. Como buen mexicano, adjetiva todo, como si de eso dependiera su vida y la vida de su personaje, que no se parece en nada a él, para nada. Villoro también habla de Colosio, pero lo mira como desde el desierto. En realidad, lo que hace es adjetivar a Colosio uniéndolo obviamente con el PRI. Entonces su personaje se vuelve un poco loco y empieza a hablar de poetas que no existen, del bigote de Colosio que lo vuelve tremendamente parecido a un tipo que hace un talk show en estados unidos y que no tuvo nada que ver con la muerte de Colosio
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