no sé de lo que escribí la semana pasada. recuerdo una foto del gran splendid y me recuerdo escribiendo con la tranquilidad que dan los paquetes comprados por agencias de viajes. Ahora, como todo cambió, no puedo sino aceptar los cambios y las alzas de precios que tanto aman las casas comerciales. En todo este tiempo de part time sólo he aprendido que a partir del orden podemos crear todo y que al mismo tiempo los que construyen ese orden lo hacen porque quieren llevar un poco más de plata a la casa, porque los sodexho pass no les alcanzan, porque así el jefazo los felicitará en las tardes. El problema de todo esto es la cara de idiota con la que te miran y el hecho que ellos crean que así pueden seguir y llegar a sus casas pareadas que aspiran a no serlo y mirar el cuadro naturalista que tienen en el frente y decir "lo logré, tengo esa comisión". Todo eso ha teñido este viaje a buenos aires con un color medio verde agua aunque en verdad yo preferíría un blanco invierno. Y claro, ellos no me indemnizarán las horas no dormidas o el gasto exagerado de comida con la que he suplido lo que algún curita llamaría como "un problema menor". Entretanto (entre la espera de los malls) he leido el periodista deportivo de ford, sabiendo lo atrasado que estoy en términos de conocimientos literarios. Lo bueno es que puedo excusarme. Decir que soy joven aún y que en verdad no tenía por qué conocer a ford antes que el año pasado.
Pero sobre todo está el hecho innegable que me condena como si en verdad fuera culpable. Es como una linea que cortara mi cabeza y no me dejara ni siquiera pensar en lo que todos llamamos el tiempo útil. La niña de cat power se pregunta donde está su amor y yo sólo alcanzo a responder donde están los pasajes que ya compré. Los problemas tienen un orden y a partir de ese orden construimos desde religiones hasta pastillas para dormir. Eso en puridad no es malo si consideramos que al mismo tiempo las soluciones hallan un orden que las vuelve algo más sutiles, menos trascendentales. en el disco de la niña de cat power silban como si ya no fuera necesario hablar hasta que la niña comienza a cantar. silban de nuevo. creo que es ella misma diciéndome que deje de pensar como podría haber sido, que el pasado fue y que el futuro nunca es, que mira cómo calza, que me de cuenta cómo hace sentido.
Pero sobre todo está el hecho innegable que me condena como si en verdad fuera culpable. Es como una linea que cortara mi cabeza y no me dejara ni siquiera pensar en lo que todos llamamos el tiempo útil. La niña de cat power se pregunta donde está su amor y yo sólo alcanzo a responder donde están los pasajes que ya compré. Los problemas tienen un orden y a partir de ese orden construimos desde religiones hasta pastillas para dormir. Eso en puridad no es malo si consideramos que al mismo tiempo las soluciones hallan un orden que las vuelve algo más sutiles, menos trascendentales. en el disco de la niña de cat power silban como si ya no fuera necesario hablar hasta que la niña comienza a cantar. silban de nuevo. creo que es ella misma diciéndome que deje de pensar como podría haber sido, que el pasado fue y que el futuro nunca es, que mira cómo calza, que me de cuenta cómo hace sentido.
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