como si fuera el día

me refiero a murakami cuando digo que no quiero estar en esta casa, ni tener novia, ni tampoco tener lugar donde dormir. Y bueno, hablo de mi cuando digo que quiero una cama tranquila y el sonido de andrés mientras los días de febrero pasan como rio nortino.

pero eso no es todo. Nunca es todo.
Recuerdo mi facultad, la gente de la facultad, las tardes de la facultad, las incomodidades de un horario que no me importa. Recuerdo que a los 16 años todavía tenía ganas de escapar.
Sí, como kudai.
entonces recuerdo mis primeros cuadernos. la tapa de una ruina maya, el cuadro de matisse, la hoja reciclada, la carpeta abc1 en un pc ya destruido. todo olvidado, todo perdido como si en verdad tuviese que autoflagelarme.
También estaba ese librito que pensé mostrarle a claudia, o esos poemas que escribía para constanza, el diario de vida de cuba, la pared de carla, mi pared, el cuadro de klee y el círculo que nunca entenderé.

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